por Lautaro Aguilar

Escritura espontanea, vómito verbal, teatro, filosofía y vida.

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domingo, 3 de febrero de 2013

Del cambio

Una nueva marea sacude mis miembros, los arrastra en direcciones opuestas como queriendo depurar con violencia el sedentarismo de años al que se estuvo acostumbrando el hombre desde hace innumerables generaciones. Mi cuerpo arremetido se resiste con fiereza al cambio, se presenta rebelde y enamorado, sumergido en esa juventud inocente que le muestra al alma un mundo indiferente, incomprensivo, hostil o sensillamente distinto. Un mundo ajeno, más bien propio de una falsa cultura, de un falso yo, un bienestar mentiroso, semilla de los poderosos regada con los recursos que trabajamos con nuestras manos. Victimas y victimarios, entretenidos en el sueño del arte y la filosofía, engañados con elegancia, consumidores de la ilusión y la esperanza. Como se lamenta el alma de mi cuerpo joven, mi alma que requiere un físico laxo, hábil y travieso, mi alma, que sin indignarse aprieta, se extiende sin preguntar, como un niño sin modales, sin formas tan establecidas, sin moral. Y es la mente, la afamada herramienta del ser, la que quiere dominar a traición, la que se resiste a las corrientes de este mar embrabecido. Es ella la que tiene miedo de morir, es no conoce de otros caminos.
Y esta furia de cambio es una revolución, y posiblemente esa muerte tan temida sea una orilla calma, en una playa antigua un día soleado.

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