Se deshace entre mis manos necias el cuerpo delgado y fresco de una pasión
inexplicable
y ahora flota en partículas ya indivisibles, por siempre eternas, en el
espacio vacío de la añoranza.
He soñado con eso últimamente, y entre los pliegues celestes de un cielo
acolchonado dancé con la furia secreta del lobo, con el pegajoso abrazar del
sapo. Y tal vez fue por que la luna llena estaba oculta tras el día.
Ciertas interrupciones no lograron sesgar la fantasía, y las texturas fueron
ciertas en la única verdad que es la realidad que construye la mente... por
ende, fue todo verdadero, igual de vivo que lo que se percibe a través de los
sentidos, de lo que se existe en el teatro y en el universo abstracto que
inunda las cosas. Fue una verdad falseada gozada en el silencio del sueño,
regocijada en el anonimato de los ojos cerrados. Y ojos que no ven, corazón que
no siente. Todo el mundo a salvo, yo mismo.
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