por Lautaro Aguilar

Escritura espontanea, vómito verbal, teatro, filosofía y vida.

Leé +

martes, 4 de septiembre de 2012

Amanecer sombrío

Cae helando la dulzura negra como un manto de oscuridad, como un oasis en el desierto interminable del desconocimiento, una gota amarga que todo lo envenena y angustia. Es que entre el brillo y las plumas, la vista fluctúa, la noche no arruya y las sábanas queman. Lo que no mata, fortalece. Y el miedo solo es la excusa frente al disgusto, y el disgusto no es más que desconfianza, que vuelve al miedo en un espiral extenso que solo cobra sentido en sí mismo, por que más allá de si mismo ni siquiera existe. Es divertido poder, todavía, correr por un universo fluctuante y abrazar la locura de vez en cuando.

No hizo frío en la noche
la tormenta fue muy corta, fue ridícula
Deambularon los hombres
Y las flores amanecieron arrancadas...
arrebatadas con la mano...
Y se marchitaron, claro-
pronunciando
que ellas solamente
serían las dueñas de sí mismas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario