por Lautaro Aguilar

Escritura espontanea, vómito verbal, teatro, filosofía y vida.

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miércoles, 4 de julio de 2012

Del subtexto

Cuando "pongamos las cosas en claro", cuando "lo que quise decir fue", cuando "te explico" y no te comparto, cuando se acuerda una mentira tácita en la cual todos pueden refugiarse, es cuando las relaciones son complicadas. A mi las relaciones complicadas me hacen ruido, me molestan por que no entiendo bien el juego, por que me gustaría poner las cartas sobre la mesa de una, con fantasías, sueños imposibles, incomodidades y silencios. O silencios incómodos.
No tengo problema en disfrutar de la imposibilidad, es parte de la vida también. No le temo a la imposibilidad, o no todo el tiempo. Y no me voy en palabras, se de lo que estamos hablando, pero tampoco tengo la fuerza de soportar algo que no es claro, que está nada más implícito (por ende, todos podrían mirar hacia otro lado).
Es importante hablar. A veces no se llega a tener ni siquiera una conversación, que es una charla, un intercambio de miradas. Eso complica más las cosas. Y a mi no me interesa complicarme, el mundo es un entretejido de mentiras tan grande que me cuesta creer hasta en mi propia persona, no se si podría hacer el esfuerzo de creer en alguien más cuando las cosas no están dadas de manera natural. Así que doy vuelta una página, me llevo conmigo mis fantasías, sueños imposibles y todo lo demás, incluidos los abrazos y los juegos divertidos que conozco, y levanto la cabeza gacha que casi no soporta esta gravedad injusta, total quedan años por delante para seguir creciendo.

Me llama la atención cuando me encuentro acá, haciendo promesas que no voy a cumplir, por que no hay nadie que cumpla promesas como estas.
No se puede descifrar el corazón.

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