Me encontré abrazado en el hartazgo
suspendido en un ambiente alienante
y ya no se como las sirenas sobreviven
en el agua helada, congelada de miradas frías
que envenenan el oleaje espontaneo
que silencian los aullidos de este mar
Una velo blanco cubrió tus ojos
y los tiñó de ambición
una capa negra se interpuso entre nosotros
donde depositaste toda la mugre que te construyó
Y a mi me gusta encantar señoritas
por las calles de buenos aires
y sentirme Narciso en las retinas opacas
y apuradas debajo de la ausencia de los árboles
Un grito galopa por mi garganta
pero mis dientes rechinantes
cercan la salida
Y le enseñan la luz al cabalgante
para que muera de ansias
de salir con toda su furia a romper
todas las ventanas
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