Estuve por aquí y por allá
estudiando el medio en el que trabajo
tan brillante, tan luminoso y tan aparentemente inalcanzable
Y puedo jurar que en ese espacio nadie siente ya ni los vestigios de la vida
¡De la vida de la que hay que nutrirse para crear!
No quiero generalizar. Tal vez ahora estén resonando en esos pasillos huecos nuevas voces que pondrán nerviosos a los señores del mercado inconsciente este, sin duda.
Es demasiado con lo que debo ser honesto, mucho con lo que no estoy de acuerdo. Creo que las reglas de este juego están mal establecidas.
¡No fue suficiente ejemplo el copiar el modelo europeo en la economía, en su momento, como para darnos cuenta que en nuestra identidad no caben los subtítulos!
Hasta parece un circo elitista al que no acceden las personas de esta tierra tan colorida y perfumada de ocres y rojos sangrientos. ¿Como ser lejano? ¡No! Y el mensaje... ajeno.
¡Ah! Pero jamás hablar de las problemáticas bernáculas, ni meterse en ese lío de la composición y de lo personal! Nada de vinculaciones emocionales, por el amor de Dios!
Y riamos y demos la bienvenida redundante y no incomodemos al público ni con verdades ni con crudezas, demasiado para masticar para nuestras muelas desgastadas por una historicidad riquitisima en la que ninguno de nosotros está dispuesto a hallarse... ¿Que tiene de glamouroso lo bernáculo?
Y a la mierda con Colón y los demás, hablo de antes y mucho después, del ahora en relación directa y constante con un pasado que lo define y lo construye.
Si de eso se trata, es verdad que no pertenezco.
Llego el momento de SUBVERTIR al género, o más bien... Apropiarselo y brindarle una identidad que nos identifique y nos comprenda más de cerca.
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