El encierro de los sueños

Ahora mi cabeza reposa sobre una almohada de cabellos revueltos y horas que se resisten al sueño, como si de un final eterno se tratase envolver los ojos en los húmedos párpados... Una guerra entre la conciencia y la inconsciencia se debate sobre una nube envuelta en telas combinadas, entre este mundo de leyes y un mundo anárquico, donde las cosas suceden y son aceptadas por un devenir lógico, indiscutible, real... No como este lío de interrogaciones indiscretas en los circuitos despiertos que perciben el olor a podrido de la esperanza, prejuicio de los cobardes y conservadores... Es que el engendro institucional te persigue hasta en los pasillos de tu entendimiento, y no quiere que te escapes de sus normas y jerarquías y definiciones y conceptos y protocolos y burocracias hacia ese tumulto de luces fluorescentes, desfiles de recuerdos y creaciones. El temor a la crítica, a la visión desde mundos externos... Que solo existen en el arte... Y los sueños son un arte comprometido en este planeta de estilo y costumbre universal inamovible.