En tu presencia se disuelve mi cordura
como si la inmensidad de tus ojos me tornase miniatura
Y no se en que momento escapaste a mis palabras
que de golpe, seco en el pecho, te volviste adjetivos desconocidos
te volviste lenguaje incierto, todo nuevo
dejaste obsoletas las convenciones, asesinaste mis dogmas del sentir.
Aunque no estoy seguro de que el hombre, éste que siempre e ilusionado vive en imaginario nunca jamás,
haya entendido este existir desnudo y tan crudo, perfecto para sobrevivir a este invierno siniestro de escarcha y cielos congelados.
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