¿Qué se hace cuándo el pecho se satura de miedo frío y el cerebro se traba en un punto que parece no tener retorno? ¿Será que se está descuidando algo? ¿Será que se ingresó en algún espiral, y hay que cambiar de manera brusca la dirección?
Líneas cinéticas cercan mi cabeza, mi nuca es una bola de nudos y represiones y los ruídos nocivos son mi principal atracción.
Y que será de todos ustedes si esto es así. Me lo pregunto de verdad.
Tengo miedo de que la chispa se diluya en el vacío eterno de un universo desconocido.
¿Es la necesidad de un presagio que me de seguridad y arrastre desde el aire a la tierra a mis pies que andan distraídos pisoteando nubes en un cielo anaranjado?
Y por ahi me torturan las imágenes malignas de pechos conocidos agrietándose bajo el rayo de algún Zeus contemparaneo, que nada tiene de diferente a este vacío eterno que te digo.
Y darle un respiro lleno del sonido más agudo de la más adiestrada soprano al alma no logra concretarse con facilidad, o es mejor decir que no logra dispersarse como corresponde através de algún medio más denso, como puede ser el agua que nos compone y nos refresca.
Y por allá los gritos agudos de los tiempos desteñidos de ojos más pequeños y más petisos, y las risas crueles de la conservadora sociedad soberana, que nos arranca los ornamentos de un oro sin valor y nos despoja de todo lo bello y todo lo incierto. Por que ser a raiz de tanta destrucción es para vivir de rodillas pidiendo disculpas, más que para seguir envenenando la tierra de costumbres ajenas y poco inteligentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario