por Lautaro Aguilar

Escritura espontanea, vómito verbal, teatro, filosofía y vida.

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domingo, 24 de abril de 2011

Crudezas

Tengo una emoción guardada que te pertenece.
No la puedo encasillar, no tiene etiqueta y, creo, nadie la conoce.
Ni yo mismo.
¿De qué se trata este sentir?
¿Hacia donde me lleva? ¿Cuál es la hormona que lo genera?
¿Tiene nombre?
¿Será único en su naturaleza o habrá sido existido por otros?
Estoy negado o ignoro por completo esta parte.
Creo que fuiste vos quien me llevó a la locura.
Quien me lanzó a esta selva de algas y leones e incoherencia.
Somos como una fotografía. Somos granos que expuestos al sol servimos de algo, y no servimos de nada en la oscuridad más que de manera potencial. Somos vómito de secretos ambiguos y verdes.Somos muy valientes por que desnudamos nuestras inquietudes y exponemos nuestras incertidumbres.
Y todos los demás son un placebo de la verdadera necesidad que nos invade, que nos obliga y nos enferma. Somos distancia y desencuentro todo el tiempo. Somos miedo, somos unidad y ni siquiera lo probamos. Reinventarse es una buena idea, pero es imposible a esta altura y por estos lares, el mundo está en guerra y los caminos son muerte para quienes se sublevan y se atreven. Lo más claro y lo más seguro y lo menos arriesgado es irse y no tener miedo, y saber al otro perfecto sin ver ni tocar ni sentir ni escuchar ni extrañar. Lo más sano es jamás hacer silencio más que en los encuentros subjetivos que nos encantan y nos generan un extrañamiento autocrítico muy suave, para no herirnos con crudezas.

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