Un suspiro me roba la vida del pecho. Se que sos vos, mis manos palpan tu cabello y no tardan en reconocerlo. Pero yo, audaz, creo que puedo manejarlo. Te acaricio lentamente mientras beso tus labios. Recorro tu espalda con fuerza, para que te sientas poseída. Levanto tus piernas, con ellas rodeo mis caderas.
Ir y venir velozmente, desesperado. ¿Te gusta? ¡Quiero que nunca te olvides de esta noche, mi amor! Y oigo tu respiración en mi oído izquierdo, y me decís cosas tan lindas... Me gustaría que la vida se tratase sólo de esto, y de nada más.
Hola Juancito. Sabés qué? No sabía que tenías blog. Y desde que te sigo leo todo lo que escribís y me gusta. Mucho.
ResponderEliminar