Las horas pasan
y,
a medida que se suceden,
se van canjeando, trocando nuestras energías
nuestros cerebros se van abarrotando de muebles viejos
de ancianidad a los ojos del otro
pero seguimos siendo jóvenes, lo que pasa es que
la vista se nos cansó de tanto mirarnos.
Hasta que el stock se agote parece faltar largo rato, a veces
pero lo cierto es que no todos cargamos con la misma cantidad de artículos
algunos ni siquiera los manufacturan ellos mismos, los que poseen son robados, plagiados.
pero, pobres... ¡No los juzgues mal! Es que no les sale de otra forma, el resultado de su elaboración también les es frustrante y les hace daño saberlo.
Apiádate de mi, te dicen al equivocarse.
Y tu eliges dejarlos ir, por que aunque no te guste, la repulsión, el odio, el desagrado, el aborrecimiento y la vergüenza se traducen, involuntariamente, en un gesto en la nariz.
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