La riña continúa
no se afloja, se tira de la soga
aunque las pieles se
deshagan en
arrugas
los poros
se rompan
la mirada
se haga añicos
brillantes
la boca se tuerza
la voz se vuelva arena
y la vida se derrame
incontenible
sobre la cama
que la absorve
desprendiendo luego
olor a marchito
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