por Lautaro Aguilar

Escritura espontanea, vómito verbal, teatro, filosofía y vida.

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sábado, 31 de julio de 2010

Dejarse como una puta

Que terrible. Que terrible la mentira, el engaño.
Al otro, es muy feo.
Pero peor es caer uno mismo en sus propias garras, peor es sentirse libre cuando se vive atado a mil limitaciones, creerse diferente cuando se es banal, superfluo y tan pero tan efímero. Peor, en el fondo bien profundo, es saber la verdad recubierta de toda esta farsa, y ser víctima y ser victimario del mismo crimen. ¿Cuál será esa patología? Esta de mentirles para sentirme.
Me encantaría encontrar las respuestas a esas preguntas.
¿Pero de qué se trata todo este juego? El color negro tiñe las raíces de los perdidos en la nada, y algunos tropezamos seguido, y somos tan insensibles, chocamos con la roca y nos pincha y nos corta y nada y otra vez.
No.
No es eso exactamente.
Es que este germen es como la tétanos, una delgada linea mortífera nos recorre la existencia, y es impalpable e indolora, y... ¿Cómo querés que me de cuenta? Pero lo más lamentable es que esa línea se graba en la piel de uno con una tinta que es propia, y esa máquina invasiva la maneja tu propio esfínter, y aunque parezca que es ese, no es exactamente el anal.

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