Un mar forma entre su oleaje de apariencia salvaje
sinuosas siluetas femeninas que bailan bajo el brillo de un raudo sol invernal
Se escucha cantar el agua salada que baña a los marineros abstinentes.
En algún otro punto del mapa
bajo las líneas refulgentes que titilan envolviendo los pies de una vieja dama
un cofre de sueños bonitos se abre por primera vez
nunca fue cerrado ni abierto
fue fabricado hermético
y ahora nos estalla
la incógnita del deseo
a todos los hombres
como una bomba
atómica
que todo lo construye
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