por Lautaro Aguilar

Escritura espontanea, vómito verbal, teatro, filosofía y vida.

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sábado, 24 de diciembre de 2011

Corazón furioso

Noche especial, oh muchacha inmensa que nos traes a los ojos los sentimientos más añejos que podamos tener en estos instantes de pureza, de vino y oleaje lento. Noche precisa, inteligente, sagrada y colectiva, refugio de la farsa contenta, de los rompecabezas y el abrigo familiar. Noche mia, nuestra, noche buena, comprensiva, todos los años tan distinta. No recuerdo los motivos de tu llegada, maestra mia. Suena la festividad musical en mis oídos nuevos, y no hay lugar para el sueño. Nunca supe dedicarte algo de mi, tu que me dedicas tanto todo el tiempo, que apareces y no se ni decirte gracias, tal vez no te satisfaga mi naufragio de hoy, pero nado, nado con placer de sentir la brisa en mis brazos brillantes y en mis ojos secos y ciegos que reflejan el cielo estrellado y tu helada temperatura, tu abrazo protector, de padre, tu caricia de perdón, de madre. Gracias noche querida, noche nostalgia, noche feliz, nochecita.

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