Loco lo de adentro

Sin cuestionamientos, un desencuentro premeditado entre el alma y el cuerpo. Frio, calor, éxtasis, vacío espiritual. Sin arrepentimientos, una letra detrás de la otra, fría estructura como un vasija de barro que alguna vez fue marrón humedo y se deshizo en tus manos. Una reapertura en el pecho, un filtro de vapor, que se condensa y se agua en el interior, que se hace hielo cuando pasa por el corazón. Un discurso perdido, traicionado, robado y, después de tanto fuego en un pueblo de casas de techo de paja, más que nada, tosco, o más bien austero... De una sobriedad exacerbada.