por Lautaro Aguilar

Escritura espontanea, vómito verbal, teatro, filosofía y vida.

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miércoles, 14 de julio de 2010

Lumière

Cuando los ojos se entumecen, los parpados se sienten desganados, la mirada no logra un buen enfoque, cuando la película parece una de estas antiguas de Auguste y Louis (aunque en este caso debe tratarse de algo anterior, mas "kinetoscópico"), es entonces cuando, o tenés ganas de llorar de tristeza, o tenes ganas de dormir de cansancio.
E aquí la elección que vos podés hacer al leer esto. ¿Qué vas a recordar? ¿En qué espacio de todo este mundo, ficticio y con miras miméticas, es donde vas a encontrar el punto catártico? Cuando el cuerpo se entumece. Cuando sentís que no podés dar un paso más. Cuando escuchar a los demás te satura a tal punto que lo único que esperás es desaparecer, no existir más. Cuando detrás de la nuca sentís una tensión exagerada. Cuando tirarte al piso sin importar parece la mejor opción. Cuando cerrar los ojos un rato resulta necesario para evitar lo que sigue, cuando esquivás muchos pensamientos, que podrían llegar a resultar algo polémicos para tus demás yo y generar discusiones prolongadas, por que ya no podés agregar ninguno más a tu mente, que viene trabajando exhaustivamente, ¡Pobre santa!... Vos, ¿Querés dormir o querés llorar?

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