por Lautaro Aguilar

Escritura espontanea, vómito verbal, teatro, filosofía y vida.

Leé +

lunes, 28 de junio de 2010

Tenemos la posibilidad de ser inmortales

Es un perpetuo martirio, el castigo perenne. O eso opinamos el conjunto. Opinamos... Porque, ¿Qué sabemos? Conciencia maldita, ¿Tan atroz es nuestro comportamiento que es execrable por un Dios tan cuestionado? Conciencia que nos perturba con su susurro maléfico y nos llena el marote de preguntas, de dudas, de aparentes dilemas... Iluminanos un poco, sí es que eres capaz de despejarte. Aquí, sentados tu y yo, para mi, no para ti.
Para mi, que quiero que me escuches y que sientas la satisfacción de hacerlo, y yo sentir la misma, de puro egoista. ¿Altruista? Nadie, no seamos brutos.
Decirte, mirarte a los ojos y verte y, decirte. Hola, mucho gusto. Me presento, vengo a ser tu redención, pero mejor oí mis palabras con discreción, por que no son estas las que apagarán tu dolor, sino lo que elijas comprender.
Mírame en este encuentro fortuito al que te obligué a asistir, deleitame con tu pena profunda, y enseñame lo que es sentir. ¡Que desarraigo, traición de la vida! ¿Y de que te sirve una bola de sangre anudada con tripas y envuelta en carne en siniestra disgregación? No juntes los montoncitos que lo única que vas a hacer es arrimar miseria y dolor y concentrarla en un cajón vacio. Por que somos lo que hacemos, lo que decimos, lo que damos y lo que dejamos. Somos mucho más(+) y nada menos(-).


(Me serena saber que no soy una res, aunque a veces, en el subte, viaje como una).

No hay comentarios:

Publicar un comentario