por Lautaro Aguilar

Escritura espontanea, vómito verbal, teatro, filosofía y vida.

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miércoles, 7 de diciembre de 2011

La ruta

Horas de inutil sueño
que no terminan de saldar las cuentas
que los fiscales e inspectores exigen a mi cabeza

Cayó el día denunciando recovecos, gatos despistados, algún que otro crimen (lejos de aquí) y los ojos de un hombre contrariado (también lejos de aquí).
El mundo está cambiando, cuidado con acurrucarse muy pronto en el seno contenedor, y volver a ser hijos de otra madre siendo que todavía queda tanto para ver.
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Despertar una mañana soleada como esta, dejar caer la cabeza sobre la almohada. Por algún motivo todas las ventanas están abiertas, y un fresco viento mueve su cabello. Y duerme con una profundidad admirable, con una seguridad rotunda que ha de ser respetada por siempre. Sonrisa, y al techo, a pensar en otras cosas-
¿Y lo que queda? De la mano, compartido, de a dos en amor y vicio eterno.
Y a la casa, que hay que dormir.

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