por Lautaro Aguilar

Escritura espontanea, vómito verbal, teatro, filosofía y vida.

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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Sin pánico

Ultimamente, siento algo de pánico. O más bien, un atisbo de pánico, un principio. Sin embargo, no es un síntoma negativo para nada. Es una sensación que me trae la posibilidad, no la imposibilidad.
Se vuelve bastante recurrente el temor a no poder ser constante. Miles de sonidos, que por algún motivo me resultan todos envolventes, me distraen. ¡Click! A otra cosa. Imágenes del televisor, una canción, un dibujito raro. ¡Sorprendente! Pero me choca en los sentidos. Se me dificulta un tanto leer, dormir, pensar, llorar y vivir gracias a la televisión. Sin duda es un aparato maligno. El cine es otra cosa, pero el cine se hace para verse en el cine, no para deshacerse en un cuadrado idiota, para que los signos que minuciosamente fueron dispuestos en un rectángulo se achaten y aplanen dando un resultado asqueroso. Para que la gente mire distraida, como no mira entre las hojas y ramas al cielo cuando camina abajo de un árbol (que es mi imagen favorita en la tierra), o las columnas de orden corintio en los balcones de las casi invisibles casas de Temperley o Banfield. Deben haber un montón de seres mágicos invisibles caminando entre nuestras patas, pero estamos atrofiados. Me encanta pensar que estamos atrofiados por que es mejor que creer que somos asi, imposibilitados por naturaleza. Pánico.

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