por Lautaro Aguilar

Escritura espontanea, vómito verbal, teatro, filosofía y vida.

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lunes, 4 de octubre de 2010

Fórmula

Cientos de hilos eléctricos se entrecruzan en el universo, como una inmensa orgía perfectamente organizada que aparenta pureza por estar diluida en la inmensidad.
Un trampa disimulada entre la belleza, ¡como para no tentarse!
Y he aquí el hombre perdido en un agujero negro, espiral eterno y cíclico, sin comienzo ni fin, sin retroceso ni progreso.
Las luces enceguecen a los caminantes. Los transeúntes en realidad ya no ven nada, sólo imaginan un mundo que les calce justo, que vaya perfecto con sus necesidades:
Una buena carga de pesares con poderosas propiedades lacrimógenas, herramienta que se le otorga al hombre para generar condescendencia
un toque de monotonía para no complicarse con contrastes innecesarios
y
una pizca de felicidad,
para sentirle el gusto
y
tenerle ganas
insensatas, perpetuas.

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