Dame unos últimos minutos para observarte en silencio y luego podrás largar tu monserga sin misericordia, ya que entre el tumulto no escucharé muy bien tu voz, el sonido del mar y las olas chocando entre sí me dirán otra cosa, lo que quiero escuchar. Y si eso no sucede, no importa. Me taparé los oídos y recordaré el zumbido de las moscas. Y con los ojos voy a odiarte con ganas, a ver si sentís mi resentimiento, aunque te tiraría de mi elemento en los tuyos para que no tuvieses que ver los mios transformado. Tierra, te tiraría ¿Sabías? Te equivocás, trastavillás aterrorizada. Te olvidás. Te olvidás que lo que este cuerpo guarda es un tesoro con el amor de mil madres Itzamná* juntas.
*Dios maya que como padre es sabiduría y como madre es amor.
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