por Lautaro Aguilar
Escritura espontanea, vómito verbal, teatro, filosofía y vida.
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domingo, 25 de julio de 2010
Cine
Espacios y tiempos que se transforman unos en otros, que se suceden enmarcados frente a nosotros generandonos una ilusión de profundidad, de realidad. Nuestros ojos eligen evadir su planicie para permitirle a nuestra mente abstraerse, separarse momentaneamente de la cotidaneidad. A tal punto es el engaño, que llegamos a identificarnos con lo que sucede en esa dimensión que, en realidad, es una construcción deliberada e inmoral. Nos permitimos ilusionarnos, y, a veces, hasta largarnos a llorar desconsoladamente(siempre y cuando no haya nadie muy atento) por cuestiones frente a las cuales, en la vida real, nos mostramos insensibles, como cuando vemos niños muriendo de hambre. Nos humanizamos, nos sentimos más amigos, y el efecto parece durar para siempre, pero no es eso. Es que la ilusión se prolonga un poco hasta que nuestra condición perniciosa la aplaca.
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