Necesito herramientas para sobrevivir. Quiero una cara perfecta, la vestimenta más cara, un automovil blindado, por favor. Quiero una casa ingente, con más habitaciones de las que necesito para no tener que aprender a cruzarme con quien no quiero, por favor. Quiero cocaina, no estaría mal, así en las noches calientes me puedo domesticar.
¿Pero no puedo eso, no puedo esto, no puedo aquello, me decís?
Y si un día decido librarme de las cadenas que me atan a la calma y me uno contigo al jolgorio y al desenfreno, ¿Eso estaría bien?
Me quieren ver consumido en un catre con los brazos y el cuello amarrados, los ojos salidos de sus órbitas y las venas bien marcadas por la sangre agolpada, todos desean verme crispado, llorando y lastimado para luego poder divertirse con mi desgracia, como se hacia con los enanos en el siglo XVII, temporada de lujuria, excesos, de oscuridad deslumbrante y contrastes alucinantes, casi lo mismo que ahora, pero esta vez con más comodidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario